Luego de años de denuncias de abusos sexuales a menores de edad, finalmente el Papa Francisco firma un decreto y el Vaticano anuncia a través de un comunicado de prensa la destitución de Fernando Karadima del sacerdocio este viernes 28 de septiembre.
La iglesia católica atraviesa una crisis a escala mundial, pero Chile es uno de los países en el que los crímenes más atroces han salido a flote de forma sorprendente en los últimos años. Hace unas semanas un grupo de monjas informaron maltratos en los conventos chilenos y se han sumado más casos de abuso, pedofilia y encubrimiento.
El caso Karadima es emblemático ya que se trata de varias denuncias realizadas desde hace muchos años, lideradas por tres hombres –Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo—, quienes fueron víctimas de este sacerdote cuando eran adolescentes. Llevan más de 8 años luchando por justicia, pero otros sacerdotes y obispos se han encargado de ocultar y disfrazar los crímenes. Hay una cadena grande de implicados.
Ya el cura había sido “condenado” en 2011 por la iglesia católica, pero actualmente, a sus 88 años, vive protegido en el hogar de ancianos San José, en Las Condes, un barrio de lujo en Santiago de Chile. Su destitución implica que pierde los beneficios y la protección de la iglesia y ahora podría ser juzgado —ya tiene un proceso abierto— con mayor independencia por el Poder Judicial.